martes, 1 de mayo de 2007

Mayo



El 30 de Mayo de 1887 apareció en la Punta de la Vaca un sarcófago antropoide masculino de la época púnica (400 a. C.), factura egipcia y rasgos helenizantes. Para exhibirlo se creó el Museo Arqueológico Provincial. El historiador y arqueólogo Pelayo Quintero Atauri, estaba convencido de que debía haber una pareja femenina y la buscó afanosamente durante sus excavaciones en Cádiz, donde residió hasta 1939.
Lo curioso es que por casualidad y casi un siglo después, un 26 de septiembre de 1980, apareció un sarcófago femenino de mayor antigüedad y más delicada factura artística en lo que hoy es la calle Parlamento, justamente en el solar donde estuvo el chalet que fue de Pelayo Quintero.

Texto de Ana Sofía Perez-Bustamante para el almanaque de 2007
de Cadigrafía .


El día que me autorizaron a fotografiar a la Dama era Lunes y el Museo arqueológico estaba cerrado al público. Me encaminé hacia la pequeña sala donde se exhibe y dediqué unos minutos a estudiar el terreno. Los dos sarcófagos siguen estando a la vista del público en el mismo museo, rodeados de una franja de arena y una barandilla a modo de protección. Para sacar el máximo partido a la textura de la piedra había que acercarse mucho y resolví cruzar la primera barrera, un grueso cordón de fibra textil (total, estaba solo y tenía autorización, a quién le iba a importar).
No era suficiente. La perspectiva de la cara, de frente y semiacostada no era buena. Había que hacer la foto de lado, pero no parecía buena idea saltar la valla por el lateral, hubiera sido demasiado. Avancé, pasé una pierna por encima de la estrecha lengua de arena que rodea las figuras, pisé más allá y la maderá crujió. Fué un instante, el tiempo justo de descargar el peso de la otra pierna sobre la tarima. Los sensores volumétricos, una barrera invisible que rodea toda la estructura, habían hecho saltar la alarma. Está claro que aquel sonido (embutido en mi subconsciente por culpa de las películas del inspector Clouseau y que jamás había escuchado en la vida real) me transportó a un estado de histeria absoluta. Era como si Indiana Jones hubiera tomado la gran piedra de su pedestal y ahora todo el templo se estuviera viniendo abajo. Desandé el camino tan rápido como pude y comprobé horrorizado que había dejado las huellas de mis botas militares en la arena. Las disimulé con la mano y volví a colocar el cordón... un segundo. Me descubrí silbando y enfocando de nuevo. Y vino la risa.
Seré imbécil... estaba solo, y disimulando.

3 comentarios:

Euno dijo...

BUENAS TARDES, JULIO.
ME HA COSTADO BASTANTE W ENCONTRAR ESTE LUGAR, PERO CONSEGUIDO LO HE...
MIS SIIIINCEEEERAAAAAS FELICITACIONES X TU PÁGINA.
YA TE ESCRIBIRÉ AL CORREO-E.
UN ABRAZO.

Euno.
***
**
*
.

Juan Antonio dijo...

Es un claro caso de "metedura de pata". Je je je. Ortiz Martín.

Pepe dijo...

Acabo de descubrir tu blog, aunque ya había visto alguno de tus trabajos. Magnífco el blog y magníficas las fotos. Hoy hemos estado viéndolas en clase con mis alumnos (9 10 años), y hemos disfrutado un montón. Te hubieran gustado los comentarios tan acertados que han hecho algunos. Prometo volver.

Decía el maestro Cartier-Bresson:

Para mí, la fotografía es situar la cabeza, el corazón y los ojos en la misma línea visual. Es un estilo de vida.

y tambien se le atribuye esto otro:

He visto fotos tomadas por un mono con una Polaroid. No están mal, no están mal del todo.

Desafortunadamente hay demasiados monos sueltos...


Este blog no pretende ser un referente de nada, ni siquiera de fotografía (terreno en el que más cómodo me siento).
No es una galeria de fotos, ni una exposición virtual y por supuesto no contiene ningún portfolio. Es tan sólo un lugar que me permite divertirme y conjugar (jugar con) mis aficiones favoritas: La fotografía, el cine, la música, la literatura... y la (buena) vida.

Ultimos comentarios.

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