La cruz que corona la capilla del Castillo de Santa Catalina bajo un cielo amenazador.

"Año 1462. Constantinopla había caido. Los turcos musulmanes se acercaban hacia Europa con un ejército vasto y superior, atacando a Rumania y amenazando toda la cristiandad.
De Transilvania surgió un caballero rumano de la Sagrada Orden del Dragón, conocido como Draculia, para combatir a los infieles.
La víspera de la batalla se despidió de su prometida, Elisabetha, a la que él estimaba por encima de todas las cosas de la tierra, sabiendo que él debía enfrentarse a un ejército insuperable y que quizá jamás regresaría.
Al verse derrotados por Draculia, los vengativos turcos lanzaron una flecha a su castillo con falsas noticias sobre su muerte. Elisabetha, creyéndolo muerto, se arrojó al rio.
A su regreso, los sacerdotes informaron a Draculia de la muerte de su amada y le anunciaron su destino: "Se ha quitado la vida. Su alma no puede salvarse. Está condenada. Es la ley de Dios".

¿Es así como Dios me paga todo lo que he hecho por Él? ¡Renuncio a Dios! Resucitaré de mi propia muerte, para vengar a mi amada con todos los poderes de las tienieblas."

Prólogo de la versión de Drácula de Francis Ford Coppola.